El lugar
queda descrito por los objetos y la memoria, el contexto
y las personas, el escenario y los actores, la luz
cambiante. El fondo pasa al objeto, en un brillo o
un reflejo. El entorno se hace edificio, queda atrapado
en su interior, la estancia sale al paisaje.
Como en la película “Smoke”, aunque
el entorno es el mismo y pasan por el mismo sitio y
a la misma hora las mismas personas, siempre hay alguien
nuevo, el tiempo pasa para todos ellos, la luz y el
aire cambian, cada día es distinto. Las personas
lo viven de maneras diversas y más tarde cuentan
su experiencia.
La nueva sede del COAG de Vigo está situada
en el comienzo de la ciudad histórica, la desembocadura
de las calles que vienen hasta el mismo corazón
de la ciudad, el encuentro entre la arquitectura vieja,
trasera de la calle del Príncipe y el denso
ensanche de la ciudad residencial.
El edificio resulta de la sustracción de elementos
del volumen permitido: el chaflán frente a la
Puerta del Sol, el soportal que conduce al nivel superior
de la plaza ajardinada, el voladizo que va acompañando
hasta la calle posterior o las terrazas que ofrecen
inmejorables vistas. Se configura, pues, como un bloque
esculpido, trabajado, tallado; en el que sus fachadas
urbanas, de grandes despieces, le proporcionan una
escala institucional. Precisa este volumen de un espacio
generoso al Sur, una plaza-pradera escalonada, espacio
público, lugar de encuentro.
Tras las fachadas, el programa se acomoda sin dificultad.
Las constantes huidas desde dentro hacia fuera, con
vistas cruzadas, convierten la experiencia de recorrer
el edificio en un disfrute de la ciudad. La nueva sede
del COAG se convertirá así en un centro
de referencia cultural, una linterna de atracción,
un lugar abierto para la Arquitectura.