Con el
nuevo Centro de Servicios Sociales de Collado-Villalba
se pretenden resolver varios problemas y en un rizo
del destino, como el toque de una varita mágica,
la realidad existente ha de transformarse en algo distinto,
a ser posible “maravilloso”.
El entorno no puede ser más desolador: periferia
de periferia, convivencia agresiva de edificios dispares,
sin orden ni concierto. Reminiscencias de arquitectura
popular, tal vez en este caso lo único digno de
llamarse arquitectura, conviven con edificios de viviendas
de ínfima calidad, colegios que siguen el modelo
estandarizado, calles como carreteras…
El reto es sugerente: no se trata tan sólo
de resolver un edificio que esté bien en sí mismo,
ni siquiera que éste sea adecuado, bien encajado
en su entrono, sino que su sola presencia transforme
ese entorno malogrado. Por todo esto, el ámbito
de la propuesta abarca todo el perímetro de
las edificaciones existentes, proyectándose
al unísono las tres funciones del programa:
edificio, plaza y aparcamiento.
El volumen emergente sobre el solar encuentra su ubicación
definitiva observando los espacios libres colindantes.
Transforma los espacios a su alrededor y, desde ellos,
se vislumbra la riqueza interior del edificio que se
vuelve sobre sí mismo disgregado en diferentes
cuerpos en torno a un patio; lugar común de
los diferentes usuarios, distribuidor de funciones,
entrada y estancia refrescante a la que el edificio
se abre, se acerca o se separa para permitir el paso
de la luz del sol. La sección del edificio encierra
su sorpresa. Por fuera volúmenes nítidos
que definen el espacio urbano como si de un interior
se tratara. Por dentro un edificio que palpita, que
se expresa en sus recorridos y en sus vivencias.
Concurso de Ideas: Segundo
premio. Olmos
Ochoa Arquitectos. Gloria Ochoa, Víctor Olmos
Colaboradores: Juan Laguna, Marcos
Velasco